jueves, 22 de mayo de 2014

LA HISTORIA DESPUÉS DEL FIN DE LA HISTORIA

JOSEP FONTANA: LA HISTORIA DESPUÉS DEL FIN DE LA HISTORIA

Autor: Lcdo. Argenis Yánez



Valdría la pena preguntarse si la historia ha tenido un final últimamente? o muchos finales? para llegar a comprender si realmente se está en presencia de una historia que ha nacido o va naciendo después del ocaso de la anterior o de las anteriores. Muchas son las tendencias y corrientes históricas que se han perfilado a nivel mundial como las más aceptadas y generalizadas y por ende han pasado a ser tipos de historia que debido a su caducidad se han tomado como espectros de historia en la actualidad. En el cementerio de historias reposan viejas concepciones del cosmos, del hombre, de sus costumbres, de sus modelos económicos, de paradigmas y de métodos que aún no se ha precisado si realmente están difuntos.

Las reflexiones expuestas anteriormente, resultan pertinentes para referirnos a un artículo publicado por Christopher Hill en la Revista History Today, titulado “¿Funerales Prematuros?”, citado en la obra de Josep Fontana La Historia después del Fin de la Historia “…donde, refiriéndose a tópicos como <> o <>, afirmaba que <> " y es que aún seguimos viendo historia en todos los aspectos de nuestras vidas, en las escuelas, universidades, revistas, academias, instituciones especializadas, historiadores independientes, escuelas de historia etc. que nos presentan historiografías de diversas índoles y bajo la concepción de múltiples métodos.

Si esto es así, entonces "las historias" que leemos en la actualidad son zombis que caminan impulsados por sabe que fuerza sobrenatural, son reencarnaciones de los viejos modelos dados por muertos o realmente son nuevos modelos basados en métodos históricos innovadores que han surgido a raíz de los constantes y grandes cambios sociales. “El estado de desorientación presente” es tal en la medida que se analicen cada uno de los caminos por los que transitan los historiadores actuales. Tal parece que la multiplicidad de vías para llegar a un objetivo común en la historia ha provocado que muchas de ellas en su trayecto cambien el curso y desemboquen muy lejos de la meta trazada. Siguiendo a Josep Fontana en primer lugar se cita a la tesis de Hegel, retomada en la tercera década del siglo XX por algunos historiadores para propugnar sus ideales, para seguir con la que quizás ha sido la más difundida de las tendencias: “La Historia Marxista”, tan practicada y dada por efectiva que quienes fueron sus discípulos, fieles defensores y practicantes de esta doctrina aún hoy andan en “situación de desconcierto” y en la constante búsqueda de argumentos que les permitan seguir en boga.

A este respecto aclara Josep Fontana “…que la primera reacción que suele suscitar la crisis de una fe es generalmente el Escepticimo” lo cual se traduce en que siendo honestos en la actualidad la mayoría de los historiadores andan inmersos en este escepticismo y son reacios a creer o fijarse en algún método en particular dadas las constantes críticas sobre cada uno de ellos. No es cuestión de excepción encontrarnos con historiadores mixtos que emplean una variedad de métodos con el propósito de crear un híbrido que les permita llegar a ser los fundadores de uno en particular. En este sentido, Josep Fontana nos acerca al tema de la historiografía y las diferentes formas de escribir historia, en donde se refiere a la “narración”, como

…una de las modalidades de huida más frecuentes y elementales, de quienes pretenden escapar del contagio de la teoría es la que se define a si misma como un intento de recuperar la historia narrativa, presentada como una forma expositiva neutra limpia de carga ideológica .



El peligro sería en todo caso, convertir el relato en una imitación de textos literarios “y no siempre con la misma garra negativa” advierte el autor. Ese intento de privilegiar la narración según Fontana conlleva a la “compartimentación de la investigación histórica en segmentos especializados, que ha llevado a una situación en que nos va faltando, cada vez más, la visión de conjunto ” lo que no es más que la microhistoria cultivada y teorizada sobre todo en Italia y muy recientemente en México. Para este autor, segmentar la historia en tantas porciones como es posible lleva implícito el riesgo de perder la interpretación global del territorio. Sin embargo, otras concepciones plantean que es necesaria tal segmentación para que la investigación histórica sea minuciosa y pueda llegar a todos los rincones del territorio objeto de estudio sin dejar de lado algunos que por características propias son considerados como irrelevantes.

Una posible solución a esta problemática sería según Fontana: “la necesidad de recuperar una visión global, lo que exige plantear seriamente el análisis de los criterios de ordenación que han de definir esta globalización ”. Claro está, que el problema radica entonces en la forma de integrar cada uno de esos estudios particulares y una vez integrados llegar a la interpretación global. Ahora bien, otra derivación o “modalidad de huida ” según Fontana es el cientificismo que no es más que: “buscar el auxilio de otras ciencias sociales, menos controvertidas que la historia y con un mayor prestigio académico, para suplir con sus métodos la pérdida del viejo instrumental analítico en el que ya no se sigue confiando” . En este propósito, el autor refiere que dado el escepticismo metodológico se ha buscado refugio en otras ciencias que bien pudieran servir de apoyo, - como de hecho sirven – pero que no pueden tomarse de ellas ni el método ni su rigor científico.

Se refiere en primer lugar a la concepción neokantiana la cual puede y se le permite formular leyes, contrario a la historia que debe limitarse a lo individual y en ningún caso podría establecer una ley que se extendiera a todos los contextos. De igual manera, critica Fontana el intento de Chaudhuri por “matematizar la historia”, no desde el punto de vista cuantitativo, sino mediante la teoría de conjunto que según el autor no es más que “la adopción de los conceptos más elementales de la teorías de conjuntos, como parte de una <> que, en su aplicación concreta, solo conduce a resultados triviales o disparatados” todo ello para llegar ante lo que un científico ha llamado la tercera revolución científica, “la física de la complejidad”.

Si el cientificismo resulta uno de los problemas de la actual crisis por la que atraviesa la historia, entonces es conveniente referirse, en la misma corriente a lo que Fontana denominó “la cliometría”, en donde haciendo uso de las técnicas más elementales y complejas de las ciencias económicas se trata de hacer un acercamiento a la historia, cuestión que para el autor resulta una lucha tajante entre la historia económica y la economía histórica. Argumenta el autor que “nos encontramos hoy, paradójicamente, con unos historiadores-economistas que, empeñados en apoyarse en un cuerpo teórico inseguro, ven como sus trabajos ni interesan a los historiadores <>… ni a los economistas…” . La conclusión a la que llega Fontana es que la complejidad de los fenómenos sociales resulta en mucho superior a los instrumentales de la econometría y a los más amplios y vagos de la historia.